La ley de los tercios es una de las técnicas más usadas en la composición y se puede aplicar tanto en la fotografía como en la pintura y, cómo no, en el diseño gráfico. Su finalidad es permitir la creación de imágenes equilibradas, placenteras a la vista y que puedan atraen la atención del público. Seguramente ya has oído mencionar esta ley, pero hoy profundizaremos un poco más en ella, su origen y su correcta aplicación 

¿Cómo surgió la ley de los tercios? 

Leonardo de Pisa fue un matemático italiano famoso por difundir en Europa el sistema de numeración árabe que usamos hoy en día. En esta ley se emplea notación posicional de base decimal y un valor nulo, el cero. Se le reconoce también como Fibonacci  y es precisamente a partir de su “sucesión de Fibonacci” que se logra la ley de los tercios. Ésta sucesión constituye una serie numérica infinita en la que la suma de dos números consecutivos dará como resultado el número siguiente (0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21…). Esta sucesión llevada al ámbito visual, permite la división del espacio en pequeños cuadros a través de los cuales trazaremos una línea, consiguiendo como resultado una espiral. 

A ésta se le denomina “espiral de oro” o “espiral áurea” y resulta tan agradable a la vista pues es una imagen que ya percibimos constantemente en la propia naturaleza. Algunos de los ejemplos encontrados son(conchas marinas y girasoles. Es esta proporción áurea la que servirá como base para la ley de los tercios ya que aquí, se busca también el equilibrio en el producto final. 

En qué consiste y cómo se usa 

La ley de los tercios consiste en trazar dos líneas verticales y dos horizontales –siempre paralelas– a lo largo de la imagen. La finalidad de esto es que exista la misma distancia entre todas las líneas para dividir la imagen en nueve partes exactamente iguales. De esta manera  los puntos de intersección serán los puntos de interés (también llamados puntos fuertes). Es decir, que es allí donde deben ubicarse los elementos importantes de la composición. Esto rompe con la idea común de que los elementos deben ir en todo el centro, lo cual no siempre es cierto. Es gracias a la ley de los tercios que el foco de interés queda evidentemente resaltado.  

Cuando quieras utilizar este método recuerda trazar las líneas imaginarias y ubicar tu foco en uno de los puntos fuertes. En caso de que tengas más de un foco importante, es recomendable ubicarlos en puntos opuestos. De esta manera se guía al espectador directamente al centro de interés.